El marido que amaba, el único y mejor amigo en el que confiaba. Pero al borde de la muerte, Seriniel se dio cuenta de la verdad. Todo era una conspiración tejida con mentiras y traición. En ese momento, el amor se convirtió en odio y ella juró venganza. Al borde de la desesperación, a quien acudió fue al duque, temido como el «Perro del Emperador», despiadado e implacable, que elimina a cualquiera que se oponga a la autoridad imperial, Lexion Rosenwester. Un hombre más frío y peligroso que cualquier otro en este mundo. Las condiciones que le presentó para ayudarla eran solo dos: «Primero es que te deshagas por completo de ese hombre inútil. Y la segunda es…». Así comenzó el peligroso contrato entre ambos. Pero ella no tenía dudas. La segunda vida de Seriniel había comenzado únicamente para vengarse.